La infancia es un territorio lleno de paisajes emocionales, donde cada llanto desatendido o grito inesperado traza senderos invisibles en nuestra mente. La psicóloga clínica Bertha Gálvez afirma que “muchos de nuestros miedos se forjan entre los cero y los tres años, cuando aún no podemos racionalizarlos”. Aquellas huellas tempranas reaparecen como sombras cada vez que nos sentimos expuestas o vulnerables en el presente. Reconocer que esas sensaciones nacen de heridas antiguas es el primer paso para devolverles su verdadero significado: señales de cuidado, no de condena.
Bertha compartió cómo, en su propia infancia, la timidez le impedía acercarse a la puerta principal de su casa. “Prefería la puerta falsa”, contaba sonriente, “porque sabía que saldría la empleada y no la figura de autoridad que me intimidaba”. Años después comprendió que aquel gesto era una defensa aprendida, un intento de preservar su seguridad interior. Esa revelación la impulsó a reconciliarse con su niña interior, dándose permiso para temblar sin sentir vergüenza.
Para restituir la ternura que tal vez nunca recibimos, Bertha propone un pequeño ritual simbólico. Busca o imagina un muñeco que represente a tu yo de ocho o nueve años. Examínalo con la misma delicadeza con la que contemplarías una criatura indefensa y susurra en voz baja: “Eras valiosa, merecías amor y protección”. Más allá de la metáfora, este gesto reprograma el corazón para recibir el cariño que en su momento nos faltó.
La detección de los miedos requiere afinar la escucha interna. Observa tu cuerpo cada vez que te invade la ansiedad: el pecho que se aprieta, el estómago que se enreda, las manos que tiemblan. Estas señales fisiológicas son mensajeras que te indican el lugar exacto donde la memoria antigua sigue vigente. Durante el silencio previo al sueño, permítete repasar el día y anotar esas sensaciones; esa práctica de registro es la lámpara que ilumina el mapa de tu miedo.
Una vez reconocidos estos disparadores, podemos desarmar las creencias que los alimentan. Inspirada en Byron Katie, Bertha adapta cuatro preguntas poderosas:
- ¿Qué pensamiento me está preocupando? Identifica con claridad la frase interna: “no soy capaz”, “me rechazarán”.
- ¿Estoy totalmente segura de que es verdad? Busca pruebas concretas, no suposiciones.
- ¿Cómo me siento al creer en esa idea? Registra la emoción y la respuesta corporal.
- ¿Quién soy más allá de ese miedo? Conecta con tu esencia: creativa, resiliente, curiosa.
Ese cuestionamiento no solo revela la falsedad de muchos temores, sino que abre la perspectiva hacia un lugar de mayor equilibro emocional.
Volver al pasado exige, además, explorar las raíces familiares. Bertha recuerda la insistencia de su madre para estudiar administración, y cómo un día su mentora, la doctora Carvajal, le preguntó: “¿Por qué no estudias psicología? Tú ya sabes todo”. Aquella pregunta liberó una decisión valiente: a sus 40 años regresó a la universidad para formarse como psicóloga. Esa anécdota ilustra el poder de un buen impulso externo en el punto de inflexión personal.
La sanación toma forma cuando combinamos la introspección con hábitos concretos que moldean nuevas rutas neuronales. A continuación, algunas prácticas recomendadas por Bertha para incorporar en tu día a día:
- Diario de detonantes: cada noche, anota brevemente la situación que te generó miedo, el pensamiento asociado y dónde lo sentiste en el cuerpo.
- Afirmación de liberación: diseña una frase como “este pensamiento no define mi realidad” y répitala en voz baja cuando detectes tu saboteador interno.
- Microrespiraciones conscientes: tres veces al día, dedica treinta segundos a inhalar contando hasta cuatro, retener dos y exhalar durante seis; enfócate en la expansión del abdomen.
- Tensión y relajación muscular: antes de un reto, tensa todos los grupos musculares durante diez segundos y luego suelta de golpe mientras exhalas.
- Ritual matutino de gratitud: al despertar, escribe tres motivos de agradecimiento, desde lo más pequeño (un rayo de sol) hasta un logro personal reciente.
Cada práctica, por mínima que parezca, refuerza la confianza interna y crea un “colchón emocional” que amortigua los altibajos de la vida cotidiana.
Para sostener el avance, Bertha sugiere reservar cada viernes un breve bloque de revisión:
- Revisión semanal: dedica diez minutos a releer tu diario de detonantes y celebra los momentos en que respondiste desde la serenidad. Anota un ajuste o meta para la semana siguiente.
Este hábito de rendición de cuentas personal evita que el proceso quede en meras intenciones y asegura que la sanación se traduzca en nuevas conductas.
Reconocer que muchos de nuestros miedos provienen de patrones transgeneracionales es también fundamental. Conversar con un familiar mayor preguntando “¿cómo manejabas tú esa ansiedad?” desactiva el poder de esas creencias heredadas y te permite decidir conscientemente si deseas perpetuarlas o liberarte de ellas.
La sanación interior no es un trayecto lineal. Habrá días de recaídas, momentos de nostalgia por la niña herida. Sin embargo, cada vez que eliges aplicar una herramienta —una respiración consciente, una afirmación o un instante de gratitud— refuerzas nuevas conexiones cerebrales que favorecen la regulación emocional y transforman los viejos temores en peldaños de crecimiento.
Un recurso complementario es la plegaria de la serenidad:
Señor, dame la serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar,
el valor para transformar lo que sí está en mis manos
y la sabiduría para distinguir la diferencia.
Adoptar este mantra al iniciar el día ayuda a enfocar la energía en lo que realmente depende de ti y libera la tensión que engendra la queja improductiva.
Sanar a la niña interior es un acto de profunda valentía y amor propio. Con cada gesto de autoobservación y compasión creas una nueva narrativa: eres la mujer que abraza sus cicatrices y las convierte en trampolines hacia una vida más libre, auténtica y llena de posibilidades.
Para continuar explorando estas herramientas y acompañar tu proceso de sanación, mira el episodio completo con la psicóloga Bertha Gálvez en nuestro canal de YouTube https://youtu.be/hhp7TQJq1vI