Seamos honestas. En pleno siglo 21, la igualdad de género sigue siendo una lucha constante. Por eso, comunidades como Yuriyana Club, creadas para empoderar a la mujer son más cruciales que nunca. Sean virtuales o presenciales, estas comunidades ofrecen un importante espacio de apoyo y solidaridad y, a la vez, desempeñan un papel fundamental en avanzar temas que son críticos para que las mujeres puedan florecer en todos los ámbitos de la vida.
En un sistema que nos fuerza a continuamente competir unos contra otros, construir comunidades colaborativas entre mujeres no sólo tiene un impacto positivo en la mujer sino en la sociedad como conjunto. Históricamente la responsabilidad de traer al mundo y criar a las siguientes generaciones ha recaído mayoritariamente sobre la mujer. Consecuentemente, tenemos la oportunidad de liderar por ejemplo. El cambio, entonces, comienza con una.
Dentro de este contexto, contar con una red de personas que comparten y entienden nuestros desafíos únicos y diversas formas de discriminación, es fundamental para superar obstáculos, alcanzar el éxito y asumir nuestro rol como líderes dentro de nuestro entorno y sociedad. Precisamente Yuriyana Club y este blog, La Pluma de Eva, nacen de la necesidad de brindar un espacio seguro donde podamos compartir entre mujeres nuestras experiencias, consejos y recursos, creando así un sentido de solidaridad y empoderamiento.
La meta es ofrecer a la mujer oportunidades de aprendizaje y herramientas de crecimiento personal y profesional. Ya sea a través de talleres, conferencias, masterclass, cursos modulares, mentorías o simplemente interacciones informales, nuestra comunidad está dirigida a proporcionar un entorno propicio para el intercambio de conocimientos y el desarrollo de habilidades. Hay un espacio para todo: reír, llorar, soñar y reflexionar.
Hay mucho por hacer en temas de desigualdad de género en diversas áreas de la sociedad. Desde la brecha salarial y la sobrecarga de responsabilidades en el trabajo y el hogar, hasta la falta de representación en puestos de liderazgo políticos y laborales, las mujeres todavía se enfrentan a barreras significativas que obstaculizan su avance y desarrollo. A esto se suman desafíos adicionales como son la violencia de género y la dependencia económica, y la discriminación enraizada en temas de identidad, raza, orientación sexual, y clase social.
Frente a estos desafíos las comunidades de mujeres son un faro de esperanza. La mejor manera de enfrentar aquellos desafíos que parecen indomables es identificarlos, desglosarlos, desmenuzarlos y aplicar lo que las mujeres hacemos mejor: análisis y acción constructiva. Queremos que La Pluma de Eva sea un espacio para abrir el diálogo no sólo hacia el bienestar y el empoderamiento de las mujeres individuales, sino de la sociedad en su conjunto.
¡Florezcamos juntas!
